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Hyperbole and a half: Internet forever

marzo 23, 2014

Seamos sinceros: ¿Quién querría pasar apenas media hora de su tiempo leyendo quejas sobre problemas del primer mundo? ¿quién querría leer historias autobiográficas de una blanca postadolescente sobreprotegida y neurótica incapaz de controlar ningún aspecto de su vida? ¿Sobre una adicta a Internet, discapacitada emocionalmente con tendencia a la conducta pasiva-agresiva, al OCD, al ADHD y adicta a la cafeína?

Oh, los tesoros de Internet. Se podría decir que el MS Paint es la herramienta más extendida para crear obras dentro de la comunidad meme, y también la misma que Allie Brosh usa para dar forma a su yo virtual en los dibujos de Hyperbole and a Half, página mezcla de web cómic y blog que ella misma lleva desde 2009. De allí son los viralizados links de “Why I will never become an adult” o “The God of cake” pero también el mundialmente reconocido meme Clean all the things, donde aparece su amorfo muñeco sujetando una escoba, como símbolo del sentimiento de motivación absoluta que nos aborda de pascuas a ramos para afrontar las tareas propias de la madurez (y que como después en la entrada al respecto explicará, nunca le llega a durar más de una semana).

En el apartado estilístico, Hyperbole and a Half es un híbrido que se mueve entre la prosa y la viñeta de cómic, imitando los mecanismos de humor de la stand up comedy y consiguiendo adaptarlos para el formato blog. El timing y el uso de lo visual para lo cómico es tan preciso como conmovedor, y aunque en principio para su público objetivo podría ser una idea hecha para fracasar estrepitosamente consigue enganchar en su lectura, potenciando la conmoción risible de las imágenes. Es como cuando estás con alguien que ve un video contigo y hace comentarios únicos y absurdos que no tienen nada que ver con lo que estás viendo, que es encontrarle las fisuras a la lógica diaria y morirnos de la risa. Pero esto, como hemos dicho, es lo que funciona en su página, así que… ¿Cuál es la forma más inteligente de trasladar un blog a un libro? ¿Acaso existe?

Brosh entiende que la distancia entre su yo y su superyo es lo que la separa de llevar las cintas al videoclub antes de que la sancionen. O de ser capaz de limpiar todo su cuarto. O de poder afrontar el día sin tener que esconderse detrás del sofá con un paquete de cereales. Su problema también es que, cuando lo consigue, se siente tan absurdamente realizada que el narcisismo se apodera de ella para empezar a verse como la mejor de las criaturas de la tierra. Porque Brosh es una connoisseur de la condición humana de los hijos de Facebook. De estas historias bipolares que cabalgan entre el desprecio a sí misma y los arranques de desaforado narcisismo y de ahí emerge ese estilo narrativo devotamente dramático que, además de dar nombre a su obra, la hace tan particular, y su capacidad para resumir con claridad mediriana estos problemas (que incluyen el miedo, el amor, la depresión, las expectativas vitales, la ilusión) la convierten en un ser superior, una especie de genio por accidente. Pero ella lo sabe. Sabe que su estilo infantilizado no afecta a los controles de calidad. Su exploración de los aspectos irracionales que rodean la existencia humana es profunda y primaria, irónica y, claro, hiperbolizada.

El cómic de Hyperbole and a Half no es perfecto. Por la simple razón de que gran parte de sus historias (a mi modo de ver, casi todas las mejores de la obra) están online. Pero todo el mundo tiene derecho a intentar ganar dinero y monetizar su fama. No sabemos si la mejor manera de hacerlo es dar la espalda a tu soporte artístico, a la comunidad que comprende a la perfección su humor (imaginaos enseñándole esto a gente de más de 40 años, a la que no está 16/7 en Internet) pero si en su BIO dice haberse dado a sí misma los premios al “caballo más elegante dibujado jamás” o “persona con mayores probabilidades de éxito” es probable que Allie Brosh sepa lo que está haciendo.

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